Tema: El testimonio silencioso: cuando las obras hablan más que las palabras.
- Introducción
Bienvenidos a 40 días de gracia. Nos acercamos a la Semana Santa y hoy, Jesús nos muestra que, en medio de la hostilidad, su conexión con el Padre es nuestra roca y refugio. ¿Dónde encontramos refugio en las tormentas de la vida? Acompáñanos en esta reflexión sobre la fortaleza en la fe.
- Oración inicial
Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, y que tu bondad nos libre de las ataduras del pecado que hemos cometido a causa de nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
- Reflexión del Evangelio
«Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras» (Jn 10,37-38).
Jesús enfrenta la incredulidad y la hostilidad de quienes no pueden aceptar su divinidad. A pesar de sus signos y milagros, muchos se resisten, cegados por sus prejuicios. Hoy, en un mundo donde la violencia y la intolerancia amenazan la paz, vemos cómo la incredulidad lleva a la agresión. Jesús, acusado de blasfemia, nos recuerda sus obras, testimonios de su unidad con el Padre y fuente del amor, mandamiento supremo. Asimismo, En una sociedad dividida por ideologías, donde la verdad se relativiza, la firmeza de Jesús nos invita a reflexionar sobre la autenticidad de nuestra fe.
San Gregorio Magno nos dice que las obras de Cristo no solo eran señales de su divinidad, sino también ejemplos de lo que debemos imitar. San Agustín afirma que la fe no es solo creer con palabras, sino dejar que nuestras acciones reflejen la verdad que profesamos.
¿Cuántas veces permitimos que el miedo y la intolerancia nos lleven a juzgar y condenar a los demás? ¿Buscamos a Dios en medio de las pruebas? ¿Cuántas veces nuestra fe se queda solo en palabras? ¿Cómo vivimos nuestra fe en el trabajo, en la familia, en la sociedad? Jesús nos invita a reconocer que, en medio de las tormentas, lo que realmente transforma es el testimonio coherente de vida. ¿Tus obras reflejan la luz de Cristo?
- Propósitos
La fe no solo se proclama, se demuestra con hechos. Hoy, hagamos que nuestras obras reflejen a Cristo:
- Dedica tiempo a la oración, buscando la paz y la fortaleza que solo Dios puede dar.
- Reconoce las obras de Dios en tu vida y en la humanidad, y confía en su poder para transformar las situaciones difíciles.
- Con tus palabras y acciones, busca construir puentes de diálogo y entendimiento, especialmente con quienes piensan diferente.
Hermano: Que tu testimonio hable más fuerte que tus palabras. Anímate a compartir estos propósitos con alguien más y a acompañarse mutuamente en este camino.
- Oración final
«Si bien sus obras, su vida y su conducta revelaban su origen divino, solamente mediante los ojos de la fe, que es don de Dios, se podía y se puede entender el misterio y la persona de Cristo» (Basilio Caballero).
Señor, abre nuestros ojos para reconocerte en nuestras vidas. Danos la valentía de vivir con autenticidad, para que nuestras obras sean testimonio de tu amor. Amén.
- Cierre
«Si no me creen a mí, crean a mis obras» (Jn 10,38).
La fe verdadera se vive, no solo se dice. Hoy hemos reflexionado sobre la fortaleza en la fe. ¿Estás dispuesto a confiar en Dios en medio de las tormentas?
Nos vemos mañana en 40 días de gracia.