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Tema: El susurro de la esperanza: cuando la gracia te llama, da el primer paso.

 

  1. Introducción

Bienvenidos a 40 días de gracia. Hoy, nos encontraremos con un hombre que lleva 38 años esperando junto a la piscina de Betesda. ¿Qué nos enseña este relato sobre la esperanza, la paciencia y el poder sanador de Jesús? ¿Cómo podemos encontrar la sanación en medio de nuestras propias dolencias? ¡Acompáñanos en este camino de esperanza!

 

  1. Oración inicial

Señor, que el ejercicio respetable de este tiempo santo prepare el corazón de tus fieles para acoger adecuadamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres el mensaje de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

  1. Reflexión del Evangelio

«Jesús le dice: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”. Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar» (Jn 5,8-9).

Este pasaje nos sitúa junto a la piscina de Betesda, donde un hombre llevaba 38 años esperando ser sanado. Jesús no le pregunta por qué ha estado tanto tiempo allí, sino si desea ser sanado. Su respuesta revela resignación, pero Cristo le ofrece algo más que un milagro: un nuevo comienzo.

San Agustín ve en este enfermo la imagen de la humanidad caída, atrapada en la inercia del pecado. Jesús, con su palabra, no solo sana el cuerpo, sino que restaura el alma.

«¿Quieres quedar sano?», es la pregunta que Jesús nos hace también hoy a cada uno de nosotros. Nuestra respuesta debe orientarse a renovar nuestro compromiso bautismal y dejar de lado todo pecado, dejar la “camilla”, levantarnos y caminar solidariamente hacia la liberación total que Jesús nos propone.

¿Cuántas veces nos hemos resignado a nuestras dolencias, físicas o espirituales? ¿Estamos dispuestos a aceptar la sanación que Jesús nos ofrece? Jesús nos invita a dejar de lado la pasividad y a confiar en su poder transformador. ¿Qué camilla sigues cargando? Hoy es el día para confiar y dar el primer paso.

 

  1. Propósitos

Hoy, te invito a abrir tu corazón a la sanación que Jesús te ofrece:

  • Examina tus dolencias: Identifica aquellas áreas de tu vida donde necesitas la sanación de Dios.
  • Confía en el poder de Jesús y permite que Él te levante, dejando la pasividad.
  • Comparte tu testimonio y ayuda a alguien que esté pasando por un momento difícil, recordándole que no está solo.

Cada paso en la fe nos acerca a Dios y nos libera de lo que nos paraliza. Anímate a compartir estos propósitos con alguien más y acompáñense mutuamente en este camino.

 

  1. Oración final

«El Señor sostiene a los que caen y levanta a los abatidos» (Sal 145,14).

Señor Jesús, Tú que viste al paralítico junto a las aguas, mírame también a mí en mis momentos de debilidad. Despierta en mí el deseo profundo de levantarme y caminar hacia Ti. Sostenme cuando mis fuerzas desfallezcan y guíame con tu luz hacia el camino de la vida verdadera. Te entrego mis temores, mis caídas y mis excusas. Que en esta Cuaresma mi corazón sea transformado por tu gracia, para que mi vida sea un testimonio de tu amor y tu poder salvador. Amén.

 

  1. Cierre

«Levántate, toma tu camilla y echa a andar» (Jn 5,8).

Hoy hemos reflexionado sobre el poder sanador de Jesús. ¿Estás dispuesto a dejar que Jesús te sane y te transforme?

Nos vemos mañana en 40 días de gracia.