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 Tema: La misericordia de Dios: un amor sin condiciones.

 

  1. Introducción

Bienvenidos a 40 días de gracia. Hoy, en el Domingo «Laetare», celebramos la alegría del perdón y la reconciliación, un respiro luminoso en nuestro camino cuaresmal. Jesús nos revela el rostro misericordioso del Padre en la parábola del hijo pródigo. El amor de Dios no tiene límites, su perdón no conoce fronteras. ¿Estás listo para dejar atrás el pasado y abrazar la alegría del reencuentro? ¡Acompáñanos en este día de gozo!

 

  1. Oración inicial

Oh, Dios, que, por tu Verbo, realizas de modo admirable la reconciliación del género humano, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

  1. Reflexión del Evangelio

«Celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido, y ha sido encontrado» (Lc 15,24).

La parábola que hoy meditamos es conocida universalmente como la del «hijo pródigo», sin embargo, el verdadero protagonista es el Padre que nunca deja de amar. Más que una historia de extravío y arrepentimiento es el relato del corazón divino que espera, que anhela, que corre al encuentro. No es solo la parábola del hijo que regresa, sino del Padre que, con misericordia infinita, nunca deja de acoger.

Los Padres de la Iglesia vieron en este pasaje una imagen de la historia de la humanidad. San Ambrosio nos dice que este hijo representa a cada uno de nosotros cuando nos alejamos de Dios, pero también nos muestra el camino de regreso: el arrepentimiento sincero y la certeza del amor divino. San Juan Crisóstomo insiste en que el abrazo del Padre es la verdadera conversión: no se trata solo de volver, sino de ser transformados por su amor.

¿Cuántas veces nos hemos sentido perdidos y alejados de Dios? ¿Qué nos impide regresar? Jesús nos invita a confiar en la misericordia de Dios Padre y a experimentar la alegría del perdón.

 

  1. Propósitos

Hoy, te invito a experimentar la alegría del perdón y la reconciliación:

  • Reflexiona sobre tus alejamientos: Identifica los momentos en que te has alejado de Dios.
  • Acércate al Sacramento de la Reconciliación y perdona a quienes te han ofendido.
  • Celebra el reencuentro: Comparte la alegría del perdón con tus seres queridos y con tu comunidad.

El amor de Dios es un don que transforma. Anímate a compartir estos propósitos con alguien más y acompáñense mutuamente en este camino.

 

  1. Oración final

«Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto» (Salmo 129,3-4).

Padre celestial, te damos gracias por tu amor incondicional y por tu misericordia infinita. Ayúdanos a regresar siempre a tu casa y a vivir en la alegría del perdón. Amén.

 

  1. Cierre

«Este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido, y ha sido encontrado» (Lc 15,24).

Hoy hemos celebrado la alegría del reencuentro con el Padre. ¿Estás dispuesto a dejar atrás el pasado y a abrazar la alegría del perdón?

Nos vemos mañana en 40 días de gracia.