Tema: El cumplimiento perfecto: amor en cada mandamiento.
- Introducción
Bienvenidos a 40 días de gracia. En este tiempo de conversión, Jesús nos recuerda que no ha venido a abolir la Ley, sino a darle plenitud. Hoy, exploraremos la relación entre la Ley y el Evangelio. ¿Cómo debemos entender las enseñanzas de Jesús a la luz de la antigua Ley? Cómo la verdadera fidelidad a Dios no se trata solo de normas, sino de un corazón transformado que refleja su amor en cada acción ¡Descúbrelo con nosotros!
- Oración inicial
Señor, instruidos por las prácticas cuaresmales y alimentados con tu palabra, concédenos que te sirvamos fielmente con una santa austeridad de vida y perseveremos unidos en la plegaria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
- Reflexión del Evangelio
«No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17).
Estas palabras de Jesús nos sumergen en la paradoja divina. La Ley de Moisés, tan venerada, era más que un código moral: era la expresión del pacto entre Dios e Israel. Pero Jesús nos llama a ir más allá de su superficie. La Ley no es una prisión, es una escalera hacia el cielo. Cumplirla no significa solo evitar el mal, sino abrazar el bien en su máxima expresión: amar como Dios ama.
San Agustín nos dice: «Ama y haz lo que quieras», pues cuando el amor es auténtico, nuestras acciones reflejan la voluntad de Dios. San Ireneo enseña que Cristo da plenitud a la Ley porque nos muestra que el amor es su verdadera esencia.
Piénsalo: ¿Cuántas veces hemos interpretado la Ley de manera legalista o superficial? ¿Estamos dispuestos a dejar que el amor de Dios transforme nuestra manera de vivir? La Ley no es una barrera, sino un camino. Jesús nos llama a una fe auténtica, que se refleje en nuestras acciones y en nuestro corazón.
- Propósitos
Jesús nos enseña que la verdadera fidelidad a Dios nace del amor y no solo de la obligación. Hoy, te invito a profundizar en tu comprensión de la Ley y a vivirla con amor:
- Medita los mandamientos y examina tu conciencia: ¿estás cumpliendo la Ley por amor a Dios y al prójimo, o solo por cumplir?
- Busca la guía del Espíritu Santo para que te ayude a comprender y a vivir el espíritu de la Ley.
- Haz un acto de servicio, pero no por deber, sino por amor genuino.
La Ley se cumple con amor. Anímate a compartir estos propósitos con alguien más y acompáñense mutuamente en este camino.
- Oración final
«Tu Palabra es lámpara para mis pasos, luz en mi sendero» (Salmo 119,105).
Señor, ayúdanos a comprender y a vivir tu Ley con amor. Enséñanos a vivir la fe con un corazón encendido y generoso, buscando siempre agradarte en cada pensamiento, palabra y acción, que podamos ser instrumentos de tu voluntad en este mundo. Amén.
- Cierre
«No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17).
La verdadera fidelidad a Dios es más que normas: es amor que transforma. Hoy hemos reflexionado sobre la importancia de vivir la Ley con amor. ¿Estás dispuesto a dejar que el Evangelio transforme tu manera de entender y vivir la fe?
Nos vemos mañana en 40 días de gracia.