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Tema: La entrada gloriosa que conduce a la cruz.

  1. Introducción

Bienvenidos a 40 días de gracia. Hoy iniciamos la Semana Santa con el Domingo de Ramos y culmina la Cuaresma. Jesús entra triunfalmente en Jerusalén; sin embargo, esta misma ciudad que hoy lo aclama, pronto lo rechazará. Nos preguntamos: ¿Cómo respondemos a este rey que desafía nuestras expectativas? ¿Lo seguimos solo en la alegría o también en la cruz? Acompáñanos en esta reflexión sobre la humildad y el verdadero triunfo

  1. Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciera hombre y muriera en la cruz para darnos ejemplo de humildad. Concédenos seguir sus pasos para que, con Él, podamos participar de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

  1. Reflexión del Evangelio

«Cuando ya se acercaba la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos comenzó a alabar a Dios con alegría, diciendo: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’» (Lc 19,37-38).

Jesús, montado en un asno, entra en Jerusalén, cumpliendo la profecía. La multitud lo aclama con palmas y alabanzas, reconociéndolo como el Mesías. Los fariseos, perturbados, le piden que calle a la multitud, pero Jesús responde que si ellos callaran, las piedras clamarían.

En un mundo donde el poder y la ostentación son valorados, la humildad de Jesús nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado del servicio. Vivimos en tiempos donde la coherencia se debilita. Celebramos valores como la justicia y la paz, pero cuando nos cuestan sacrificios, miramos hacia otro lado. Jesús no es un rey de aplausos pasajeros, sino del amor que exige fidelidad.

San Agustín nos advierte: «Muchos tienen a Cristo en los labios, pero no en el corazón». Hoy, Jesús entra nuevamente en nuestra vida. ¿Lo recibimos con sinceridad o solo cuando nos conviene? ¿Estamos dispuestos a seguirlo hasta la cruz o nos apartamos cuando el camino se hace difícil? Jesús nos invita a una fe que se manifiesta en la humildad y el servicio.

  1. Propósitos

Hoy comenzamos la Semana Santa, el tiempo más sagrado del año. Es un momento para renovar nuestra fe y nuestro compromiso con Cristo:

  • Reflexiona sobre tu fidelidad a Jesús: ¿Lo sigues en todo momento o solo cuando es fácil?
  • Haz un acto de humildad y servicio imitando a Jesús, como ayudar a alguien que lo necesita; hazlo sin esperar nada a cambio.
  • Alaba a Dios y participa activamente en los oficios de Semana Santa para vivir este tiempo con profundidad.

Hermanos: Sigamos a Cristo con un corazón sincero, sin miedo a la cruz. Anímate a compartir estos propósitos con alguien más y a acompañarse mutuamente en este camino.

  1. Oración final

«¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!» (Lc 19,38).

Amado Jesús: hoy te aclamamos como Rey y Salvador. Señor te pedimos que nos des la gracia de recibirte con humildad y de vivir como verdaderos discípulos. Ayúdanos a ser testigos de tu amor y misericordia en el mundo. Que nuestra vida proclame tu amor, incluso cuando el mundo guarde silencio. Amén.

  1. Cierre

«Si estos callan, gritarán las piedras» (Lc 19,40).

Hoy hemos reflexionado sobre la entrada triunfal de Jesús y la importancia de la humildad. ¿Estás dispuesto a reconocer a Jesús como tu rey y a seguir su ejemplo de servicio?

Hoy, con el inicio de la Semana Santa, hemos culminado la Cuaresma.